La lucha contra el cambio climático implica la rehabilitación de las viviendas de las ciudades, que están mal aislados y envejecidos. A Barcelona, los resultados no son demasiado esperanzedores: ocho de cada diez edificios son enérgicamente deficiente, según datos del Observatori Metropolità de l'Habitatge (OHB).
En relación con el volumen de emisiones de CO2, el 81% de los hogares obtendrían una calificación energética muy baja. Eso se debe, probablemente, al hecho que el 90% de los edificios de la ciudad se construyeron antes de entrar en vigor las diversas normativas energéticas.
