El precio de una vivienda vacacional cerca de la orilla supera en muchos casos al de un piso en cualquier gran ciudad. Y alquilar un apartamento por una semana este julio o agosto, también en primera línea de playa, ha subido un 9,7%, superando los 1.000 euros semanales de media.
En la Costa Brava, las poblaciones han mantenido un volumen de transmisiones muy importante, muy por encima de otras del interior que son mayores por número de habitantes. “Sin duda es por la influencia del mercado de segunda residencia que se ha mantenido muy activo, puesto que son compradores con capacidad adquisitiva”, señala Joan Company, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Girona. La mayor demanda se concentra en Blanes, Roses, Lloret de Mar o L’Escala. En la costa de Girona siempre ha tenido una importante incidencia la compra por parte de extranjeros. “Actualmente, se está a niveles de prepandemia; el comprador extranjero representa un 24% del total de las compraventas de la provincia y el comprador francés es el primer comprador extranjero”, dice Company. En las poblaciones de costa, durante el primer trimestre de 2022 se han recuperado los precios de 2019, después de la breve bajada de precios en 2020. Así pues, si en 2019 la media de precios se situaba sobre los 2.500 euros por metro cuadrado, este año se sitúa en 2.488 euros.