El último escollo es que la regulación afecte a todos los nuevos contratos.
En el caso de pequeños propietarios, los precios se congelarían; y en el caso de grandes tenedores, a partir de diez propiedades, se podrían rebajar hasta un índice de referencia. Las bonificaciones en el IRPF, que pueden llegar al 90% para los dueños más modestos por rebajas de precios voluntarias, se mantendrán.
