Jóvenes en Cataluña, especialmente en Badalona, experimentan obstáculos significativos en el proceso de emancipación, predominantemente a causa de los altos precios del alquiler. Los jóvenes, con sueldos medianos de aproximadamente 1.140 euros en el mes, se ven obligados a vivir en condiciones precarias, ocupando pisos en situaciones desfavorables, y a compartir viviendas para hacer frente a los costes inabarcables del alquiler.
La carencia de alternativas estables y las dificultades para acceder a viviendas pròpis conducen a situaciones de vulnerabilidad. Esto se refleja en la edad mediana de emancipación, que ronda los treinta años, situándose por debajo de la media europea. Las protestas y críticas a los servicios sociales surgen como respuesta a la carencia de apoyo y a la percepción que los jóvenes se ven tratados como adultos de segunda clase.
Esta situación no solo afecta la calidad de vida de los jóvenes, sino que también genera una ansiedad constante sobre el futuro, puesto que muchos se ven forzados a ocupar pisos en circunstancias difíciles. En definitiva, la complejidad del mercado inmobiliario y las condiciones laborales precarias crean una realidad preocupante para la juventud, con impactos significativos en su estabilidad emocional y sus perspectivas de futuro.
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