Cataluña enfrenta un déficit de 10.000 viviendas anuales desde hace una década, ya que la producción de obra nueva (15.604 visados en 2024, un 8,2% más que el año anterior) no cubre la demanda de más de 25.000 viviendas anuales. La falta de suelo urbanizable, las dificultades administrativas, la inseguridad jurídica y la descoordinación entre administraciones limitan la construcción, elevando los precios y dificultando el acceso a la vivienda, especialmente para los jóvenes.
El precio medio de una vivienda en Cataluña es de 359.315 euros, lo que obliga a muchas familias a trasladarse a las periferias. Barcelona concentra la mayor oferta, mientras que las zonas rurales sufren escasez, agravando los problemas de movilidad y congestión urbana.
La APCE reclama más intervención pública y políticas urbanísticas flexibles para reducir el déficit. Su presidente, Xavier Vilajoana, critica las regulaciones de Barcelona por frenar la promoción privada. Los expertos advierten que, sin una reforma política integral, el déficit continuará creciendo, aumentando la presión social y económica.