El BCE ha decidido mantener los tipos de interés en el 2% por segunda reunión consecutiva, lo que marca una pausa en el ciclo de bajadas y refleja su confianza en que el proceso de desinflación ha concluido. El euríbor, que suele anticipar los movimientos del precio del dinero, repuntó ligeramente hasta el 2,17%, aunque se mantiene en mínimos de los últimos tres años. Esto ha supuesto un alivio para los hipotecados a tipo variable y ha impulsado la concesión de nuevas hipotecas, que en julio alcanzaron niveles récord.
Para los ahorradores, en cambio, el panorama es menos favorable: los depósitos han visto recortada su rentabilidad, pasando del 2,65% en julio de 2024 al 1,69% en julio de 2025, y todo apunta a que seguirán a la baja si los préstamos continúan abaratándose. Este contexto beneficia a quienes buscan financiación, pero reduce el atractivo de los productos de ahorro tradicionales.
De cara al futuro, los analistas creen que el ciclo de flexibilización monetaria está cerrado y que el próximo movimiento podría ser incluso una subida de tipos si la economía de la eurozona se recalienta. No obstante, factores como la crisis fiscal en Francia, la guerra comercial con EE. UU. o las tensiones geopolíticas podrían alterar este escenario y obligar al BCE a actuar de nuevo.
