Las obras de rehabilitación de viviendas en Cataluña se alargan por la falta de mano de obra cualificada. Desde que se activaron las ayudas europeas Next Generation hace cuatro años, la demanda de rehabilitación se ha duplicado, ya que muchas personas aprovecharon los fondos para mejorar el confort y la eficiencia energética de su vivienda y también para revalorizarla en caso de querer venderla.
Los propietarios, como Ferran, se quejan de la lentitud en recibir presupuestos y de la necesidad de hacer múltiples reclamaciones para que las empresas respondan. Para obras relativamente pequeñas de 1.500-2.000 euros, el proceso se vuelve frustrante.
Los empresarios, como Ricard Oliva, explican que es complicado encontrar personal cualificado. Los jóvenes formados en los ciclos formativos tienen conocimientos teóricos, pero carecen de experiencia práctica para enfrentarse a las dificultades reales de las obras. Además, es complicado contratar personal con salarios bajos que solo acompañe y aprenda sin poder ejecutar tareas más complejas.
El sector insiste en que es necesario mejorar la formación interna y externa de los operarios. Josep Martínez, presidente del Gremio de la Construcción de Barcelona, remarca que sin conocimientos adecuados, la mano de obra no es suficiente para cumplir los plazos y mantener la calidad. La tramitación de licencias, que a menudo es lenta, también contribuye a que las obras se prolonguen.
A pesar de las dificultades, hay un creciente interés en rehabilitar viviendas. Según Guillem Costa, decano del Colegio de Arquitectos de Cataluña, esta práctica contribuye a mejorar la calidad de vida, fomentar la sostenibilidad urbana y dinamizar los centros históricos. La rehabilitación permite que las viviendas sean de mayor calidad y que los residentes tengan servicios cercanos, promoviendo ciudades más próximas y habitables.
Además, según Martínez, rehabilitar viviendas vacías debería ser una prioridad para paliar la crisis de vivienda, ya que el patrimonio construido existente podría salir al mercado más rápidamente que la obra nueva. Todo esto se complica por la subida de los precios de los materiales de construcción, que han aumentado un 15 % de media y hasta un 40 % en algunos materiales. Según Costa, volver a los precios previos a la pandemia es imposible, lo que también afecta al ritmo y al coste de las obras.
