Según el INE, las comarcas de Girona necesitarán 90.000 nuevas viviendas hasta 2039, alcanzando un total de 405.000 hogares. Esto supone construir unos 6.000 pisos al año, frente a los 1.198 completados en 2024. El sector considera este objetivo prácticamente inalcanzable en las condiciones actuales, marcadas por exceso de burocracia, falta de financiación y procesos urbanísticos muy lentos.
Miquel Bosch, presidente del Gremio de Promotores y Constructores de Girona, afirma que es impensable cumplir este ritmo de construcción sin cambios estructurales. Aunque el suelo urbano escasea, existe mucho suelo urbanizable calificado, pero su transformación se frena por la lentitud administrativa.
Para revertir la situación, el sector propone medidas estructurales como agilizar licencias, mejorar el acceso al crédito y fomentar una colaboración público-privada eficaz. También piden una mayor inversión pública en vivienda social.
En esta línea, Joan Company, presidente del Colegio de API de Girona, subraya que es imprescindible que los representantes políticos adopten decisiones a largo plazo, más allá de intereses partidistas o presiones sociales. Para él, la solución pasa por asignar más recursos públicos a la vivienda y establecer acuerdos con promotores privados que garanticen acceso a precios razonables. Además, defiende que el mercado de segundas residencias no es el problema real, sino la falta de planificación y agilidad en los procesos urbanísticos.
A nivel estatal, harán falta 3,7 millones de viviendas nuevas hasta 2039, mientras que la población aumentará solo un 10,6%, reflejando un cambio en los hogares: crecerán especialmente los unipersonales, que representarán un 33,5% del total.
Tanto Bosch como Company alertan que si no se toman medidas efectivas para aumentar la oferta de vivienda, los precios seguirán subiendo, agravando el problema del acceso a la vivienda para buena parte de la población.