En la Costa Brava, el mercado inmobiliario se mantiene muy activo gracias al comprador extranjero, una realidad que Joan Company, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API) de Girona, considera clave para la sostenibilidad del sector. Según él, "sin el comprador extranjero no podríamos mantener el volumen de operaciones", ya que el comprador nacional no puede asumir los precios actuales.
Company destaca que la mitad de las compraventas en la Costa Brava en los últimos cinco años han sido realizadas por extranjeros, con los franceses en primer lugar (más del 40%), seguidos de lejos por alemanes y belgas. Muchos de estos compradores son jubilados que no solo adquieren una segunda residencia, sino que se instalan de forma permanente o pasan largas temporadas.
En cuanto al tipo de vivienda, Company explica que suelen buscar apartamentos de entre 80 y 100 m² o casas unifamiliares, si disponen de un mayor poder adquisitivo. Un dato relevante es que el 80% paga al contado, lo que refleja su alto poder económico y el interés por Cataluña como destino con calidad de vida y ventajas fiscales, especialmente en el caso del comprador francés.
Aunque reconoce que hubo cierta contención en la demanda por la incertidumbre política en países como Francia o Alemania, el mercado se ha reactivado desde principios de año. En sus palabras:
“La compra de una segunda residencia o de una vivienda de lujo no es una necesidad, y eso hizo que las inversiones se frenaran. Ahora han vuelto a repuntar.”
Por último, Company señala con sorpresa que se están vendiendo apartamentos en primera línea de mar por precios muy superiores a los valorados por los profesionales, a menudo por encima del medio millón de euros, y añade que muchos compradores aún lo consideran asequible en comparación con sus países de origen.
