El informe del Consejo de la Juventud destaca las dificultades que enfrentan los jóvenes a la hora de emanciparse y acceder a una vivienda. En este contexto, se considera "joven" cualquier persona dentro del rango de edad de 18 a 34 años, con la edad de emancipación media en España situada en los 30,4 años, una cifra elevada en comparación con otros países europeos (26,3 años). Solo el 14,8% de los jóvenes logró emanciparse durante el primer semestre de 2024, la cifra más baja desde 2006, con una parte importante de ellos compartiendo piso para poder hacer frente a los gastos. Incluso, uno de cada tres jóvenes emancipados necesita la ayuda económica de la familia para pagar el alquiler.
Además, el acceso a la propiedad también es difícil para los jóvenes. Aunque el 30% consigue comprar una vivienda, muchos de ellos deben recurrir a la ayuda familiar para conseguir la hipoteca. El coste de la vivienda ocupa más del 40% de los ingresos de la mayoría de los jóvenes, una situación especialmente grave en grandes ciudades como Barcelona o Madrid. El acceso a una vivienda en solitario es casi inalcanzable, ya que muchos jóvenes tendrían que destinar más del 100% de su salario para alquilar.
Además de las dificultades económicas, los jóvenes enfrentan condiciones de vida precarias. Una parte significativa vive en viviendas de mala calidad, con problemas como la ausencia de ventanas, pequeñas dimensiones o deficiencias en las reparaciones. La relación con los propietarios también es conflictiva, con una gran parte de los jóvenes que han tenido desavenencias, como la negativa a hacer reparaciones o subidas de alquiler injustificadas.
Los jóvenes que pueden permitirse comprar una casa se encuentran con la necesidad de pagar una entrada elevada y de recurrir a la familia para obtener ayuda económica. Esto hace que la juventud propietaria tenga un perfil con más recursos económicos. Sin embargo, el tiempo necesario para pagar una hipoteca es largo, con muchos jóvenes tardando entre 17 y 20 años en saldarla completamente.
